jueves, 16 de junio de 2011

Mi artículo

Me llamo Lucía y yo soy una víctima más.
Siempre tuve una vida perfecta, mis padres me adoraban, y yo los adoraba a ellos, mis amigas eran las mejores, y tenía un novio perfecto.
Mi novio se llamaba Aitor, llevaba desde los 16 años con él, estábamos completamente enamorados el uno del otro. Me encantaba su sonrisa, sus ojos claros, su pelo castaño y su forma de ser. Pero lo que más me encantaba de el, era que no era como los demás, él era especial.
Una mañana de sábado, Aitor y yo, estábamos preparados para arrancar el coche e ir a la boda de mi prima que vivía en Andalucía, la boda era el domingo a las doce de la mañana. Serían catorce largas y aburridas horas de trayecto. 
Cuando por fin llegamos (aunque tengo que decir que me pasé de las catorce, diez horas durmiendo, por lo tanto, el viaje no se me hizo largo), nos hospedamos en casa de mi tia hasta el día siguiente. Pero al parecer no éramos los únicos, en la casa ya había cuatro personas más, entre ellas, un chico que me llamó bastante la atención. Tenía un aspecto un tanto extravagante, una barba de unos cinco días y llevaba un sombrero horrible.
Como habíamos llegado justo para la hora de la cena, lo que hicimos fue eso, cenar. Nos sentamos todos en la mesa, y el chico extraño se sentó a mi lado. No paró de mirarme en toda la cena, aunque la verdad, eso no me molestaba, porque a pesar de sus pintas y del gorro tan feo que llevaba puesto, me inspiraba confianza y buen rollo.
Me encaminé hacia mi habitación, e inmediatamente me quedé completamente dormida.
Al día siguiente, después de la misa, fuimos al banquete, y me tocó, otra vez, en la mesa del misterioso chico. Pero esta vez, se atrevió a hablarme, la verdad es que era muy majo y se podía dialogar con él sobre cualquier tema. Me contó que tenía un bufet de abogados y que había empezado a estudiar medicina, pero que al final no había acabado su carrera.
Nos pasamos toda la noche hablando, me olvidé del mundo, incluso de Aitor, que estuvo solo toda la noche. Había venido varias veces a junto mía a decirme que fuese a bailar con él, y yo siempre le contestaba lo mismo:
-Si, si, no te preocupes, - le contestaba sin prestarle mucha atención- ahora voy.
Pero cuando el se iba, me volvía a perder en los ojos perfectos del chico misterioso y me olvidaba de que el mundo giraba a mi alrededor.
Ah cierto, también me dijo su nombre, se llamaba David, David González. Os acordáis de que os dije que el día anterior llevaba un aspecto extravagante no? Pues el día de la boda, estaba increíblemente guapo.
Ese día cambió mi vida, a partir de ahí, empecé a plantearme dejar a Aitor, ya no sentía lo mismo que antes, creía estar enamorada de David.
Y sí, lo hice, dejé a Aitor, aunque lo pasé realmente mal, habían sido diez años de mi vida los que había compartido con él, y todo eso era difícil olvidarlo, pero si quería estar con David, tenía que arriesgarme.
Entonces, David y yo empezamos a salir, era un chaval increíble, siempre tenía algo con lo que sorprenderme.
Una noche me llevó a cenar a un restaurante de lujo, y allí, arrodillándose delante de todo el mundo, me pidió que me casara con él. Era la mujer más feliz del mundo.
Y nos casamos, estaba convencida de que era el amor de mi vida. Pero todo empezó a cambiar a partir de los seis meses de matrimonio.
David dejó de ser el que era, ya no me trataba tan bien como antes, no me daba sorpresas, y un día, comenzó el infierno. Y sabéis por qué comenzó? Porque me encontraba mal y me negué a hacer el amor con él, entonces, fue la primera vez que me pegó.
La primera vez, pero desde luego no la última,empezó a ocurrir casi todos los días, y cada vez tenía más moratones.
Y qué era lo que tenía que decir cuando me preguntaban que qué me había pasado? Les decía que me había golpeado contra una mesilla, que me había caído.. pero las excusas no durarían para toda la vida.
Un día, David llegó borracho del trabajo, ese día tuve que escapar de casa como pude, tenía una pistola en la mano, y me gritaba como si se fuera a volver loco, yo lo único que podía hacer era llorar y rezar por mi vida. En un momento que se despistó, salté por la ventana, cogí el primer taxi que encontré y fui lo antes posible a casa de mi madre.
Mi madre se puso histérica, quería que le contara lo que pasaba, pero yo no podía, yo solo era capaz de llorar y de pensar en la imagen de mi marido persiguiéndome borracho con una pistola. Tenía que acabar con eso cuanto antes, debía contárselo a mi madre, pero estaba demasiado enamorada de David como para acusarlo.
Acabé por contarle a mi madre toda la verdad, y ella, como era de esperar, fué directamente a la policía.
Y ahora, el hombre, del que a pesar de todo, sigo enamorada, está encarcelado.
Y todo por culpa de ese maldito día, de esa maldita boda en la que lo conocí, que me arruinó la vida para siempre, y es más, me separó del hombre que sí valía la pena de verdad.

Y ahora una pequeña reflexión, por qué? Por qué hay hombres que arreglan sus problemas pegandole a sus mujeres? Por qué no les importan que la persona a la que supuestamente quieren sufra? La sociedad se está volviendo loca, y es que el problema de los maltratos a mujeres, va en aumento, en otros tiempos, las mujeres estaban únicamente para servir al hombre y para hacer lo que estos decían, pero ahora? Ahora supuestamente esto no debería pasar, porque según se dice, hay igualdad de género, pero no, no puede haber igualdad de género, si hubiera, no morirían hasta cientos de mujeres al año por maltratos de parte de su marido o pareja.
Y por favor, animo a todas esas personas que sufren lo mismo que yo, NO es calleis, ACTUAD.





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